Una vez nos hayamos decidido a dar el paso, es importante tener en cuenta que cuanto menos bronceados estemos, mayor será el porcentaje de éxito. Es por ello, que los tratamientos suelen iniciarse en invierno, cuando la piel tiene un fototipo, catalogación médica del color de la piel, menos elevado. Además, teniendo en cuenta que tomar el sol está totalmente contraindicado antes y durante el tratamiento, la mayor parte se decanta por la estación invernal para iniciar su tratamiento. "No sólo el sol es perjudicial, sino que cualquier producto autobronceador o exposición a rayos UVA, están totalmente vetados durante el tratamiento, ya que pueden generar manchas e incluso quemaduras graves".
Las sesiones suelen durar unos 10 o 15 minutos en zonas reducidas como ingles o axilas, prolongándose en áreas más extensas tales como piernas o muslos.
Al no ser tratamientos demasiado largos, aunque pueda resultar bastante doloroso para algunas personas, hace que se pueda tolerar bastante bien. No obstante, para las pieles más sensibles, se recomienda el uso de una pomada anestésica que nosotros mismos podemos aplicar en casa unas dos horas antes y que conservaremos en la piel hasta llegar a la consulta envolviendo la zona con plástico. También aconsejan rasurar la zona durante al menos un mes antes del tratamiento, y seguir con este sistema entres sesiones: "está totalmente contraindicado arrancar el pelo de raíz, ya que esta técnica influye en el proceso de crecimiento del vello, retardando el éxito final", explica Sánchez.
A partir de la primera sesión se empiezan a notar los resultados, consiguiendo que desaparezca "alrededor de un 10% del pelo". El número de sesiones necesarias para completar el tratamiento depende de la persona y del área que se esté depilando. "Normalmente las zonas donde más rápidamente se consigue terminar con el vello y en las que más satisfechos quedan nuestros clientes son las ingles y las axilas. Cinco o siete sesiones, suelen ser suficientes".
"En las primeras sesiones harán falta intervalos de mes y medio o dos meses, pero estos periodos se van espaciando conforme van sucediéndose las visitas a la consulta. Es el cliente el que tiene que observar y determinar él mismo cuándo necesita la siguiente sesión".